Aunque parezca extraño, los niños pueden entender de una manera más natural el momento de la muerte. Al fin y al cabo, ellos observan su entorno y reconocen el final de la vida en los animales, en cuentos, en películas… Es la reacción de los adultos la que los confunde: los lloros, los enfados, la frustración, el negarse a hablar de un tema…hacen que los niños sospechen que hay algo muy negativo escondido detrás.

¿Cuáles serían las reglas de oro cuando se trata de hablar de la muerte con un niño?

 

1. Contarles la verdad

Dependiendo de la edad y madurez de los niños, las verdades pueden tener más o menos detalles, pero siguen siendo ciertas.

Los niños pueden entender la muerte de una forma muy natural cuando los adultos la procesamos también así.

Por ejemplo, permitirnos llorar en frente del niño hace que él también se sienta libre de compartir sus sentimientos y preocupaciones, sin tratar de reprimir sus emociones. Su proceso de duelo será mucho más sano y mucho más corto en el niño. Una pérdida bien procesada,  supone un gran desarrollo personal para el niño.

 

2. Evitar las metáforas

Los niños entienden el lenguaje de manera literal, especialmente antes de los ocho años.

Tenemos que explicar de manera clara qué es lo que ha ocurrido. A veces, la mejor respuesta que podemos darles es otra pregunta, y de esta manera podremos entender mejor cuál es la preocupación del niño y qué información necesita:

 - ¿A dónde se fue el abuelo?

 - ¿A dónde crees tú que se fue?

Si utilizamos expresiones como: “Se fue a un viaje muy largo” o “Se quedó dormido y nunca más se despertó”, puede que la próxima vez que trates de organizar un viaje o lo mandes a la cama se niegue en rotundo.  Es confuso para el niño el uso de este tipo de expresiones.

 

3. No se trata de evitar el sufrimiento

A partir de los 10 años los niños pueden asistir a entierros o ceremonias que tengan una especial relación con la celebración de la vida de esa persona que ya no está. Es positivo que forme parte de los rituales, que, al fin y al cabo, son un homenaje a la vida. De esta manera, el niño tendrá los mejores recuerdos de esa persona.

 

4. Si los hijos son adolescentes hay que ofrecerles confianza

Todos sabemos que cualquier emoción se multiplica cuando se trata de la adolescencia. Es por eso que tenemos que ayudarlos a que se desahoguen, no solo con sus amigos, también en casa.

Es especialmente sensible el momento en el que el adolescente se siente culpable. Ya sea por lo que hizo o lo que dejó de hacer, ese sentimiento de culpabilidad puede hacer que se aisle. En el caso de que notemos que este estado se prolonga demasiado en el tiempo es importante acudir a un profesional para que le ayude a gestionar sus emociones.

 

 

Fuente:

http://www.rtve.es/noticias/20131101/como-explicar-muerte-ninos-siempre-hay-decir-verdad/780285.shtml