Cuando contratamos un seguro de vida el objetivo más habitual que perseguimos es cuidar de las personas que más nos importan o dejar protegidos a aquellos que dependen de nosotros si un día faltamos. Sin embargo, pueden existir otras razones para tener un seguro de vida. Por eso es muy importante elegir correctamente quiénes queremos que sean los beneficiarios de nuestro seguro de vida.

Tal y como te contamos en este post sobre los beneficiarios de los seguros de vida, los beneficiarios de un seguro de vida son aquella persona o personas que recibirán la indemnización del seguro en caso de fallecimiento de la persona que lo contrata.

Según indica la Ley del Contrato de Seguro, la persona que contrata el seguro, es decir, el tomador, puede designar libremente quién o quiénes quiere que sean sus beneficiarios, pudiendo estos ser personas físicas o jurídicas, ya que las empresas u organizaciones también pueden ser designadas como beneficiarias en una póliza de vida.

Cuando queremos que nuestros beneficiarios sean personas físicas, podemos hacerlo de varias maneras:

  • Incluyendo a nuestro beneficiario o beneficiarios de manera expresa en el seguro, es decir, con sus nombres y apellidos.
  • Incluyendo a nuestros beneficiarios de manera genérica, indicando solo el parentesco (por ejemplo, nuestra pareja, hijos, sobrinos…).
  • Estableciendo a varios beneficiarios en la póliza, indicando el porcentaje de la indemnización que recibirá cada uno.
  • Indicando varios beneficiarios, pero sin indicar el porcentaje que recibirán, para que la indemnización se reparta entre ellos a partes iguales.

Cuando se eligen como beneficiarios de un seguro de vida a personas jurídicas, es habitual que se trate de bancos (que suelen ser los beneficiaros de los seguros de vida que cubren el capital de  la hipotecas o de los préstamos), de empresas (pongamos el caso de un empresario que quiere que la indemnización vaya destinada a mantener la actividad de su negocio cuando él falte) o de ONG, cuando el tomador del seguro quiere ceder sus bienes a una causa con la que está comprometido.  

 

¿Qué debemos tener en cuenta para elegir el mejor beneficiario para nuestro seguro de vida?

Para elegir el mejor beneficiario para tu seguro de vida, lo primero en lo que debes pensar es en cuál es la finalidad por la que has contratado tu seguro.

Si tu objetivo es dejar protegida a tu familia o a aquellas personas que dependen de ti económicamente para que cuenten con un respaldo económico que las ayude a mantener su nivel de vida cuando tú faltes, deberás tener en cuenta algunos aspectos según quien sea la persona o personas a las que quieres proteger:

  • Proteger a tu pareja: Si tu pareja depende de ti económicamente o quieres que no se sienta desamparada si un día faltas, como hemos visto, puedes indicarlo en tu póliza de diversas formas, bien de manera genérica, indicando solo que sea tu cónyuge o bien con sus nombres y apellidos. En este caso, debes tener en cuenta dos aspectos:
    • Si estás casado e indicas que el beneficiario sea tu cónyuge, este solo recibirá la indemnización si el matrimonio sigue vigente en el momento del fallecimiento. Es decir, si os hubierais divorciado, tu cónyuge quedaría anulado como beneficiario, y la indemnización la cobraría aquella persona que por ley tenga derecho a hacerlo según el orden de prelación establecido en la Ley del Seguro (es decir, tus descendientes, tus padres en caso de que no tengas hijos, tus hermanos, si faltaran tus padres o tus herederos legales, en este orden).
    • Si no estás casado o designas a tu pareja como beneficiaria del seguro de vida de manera directa, debes tener en cuenta que si la relación termina o en algún momento cambias de opinión, deberás cambiar expresamente el contrato de tu seguro para indicar un nuevo beneficiario.
  • Proteger a tus hijos: Cuando tu objetivo es dejar protegidos a tus hijos con la indemnización de tu seguro de vida, en lo que debes pensar es en cuál es su edad. Si tus hijos son menores, no podrán recibir ellos la indemnización, por lo que es recomendable que establezcas un fideicomiso y nombres un administrador fiduciario que reciba y guarde el dinero hasta que tus hijos puedan disponer de él.

Esto es importante ya que, si no asignas a este tutor y tus hijos son menores de edad en el momento que tú faltes, se abriría un proceso legal para designar a un gestor, lo que conllevaría cierto tiempo y tus hijos no podrían contar con el dinero de la indemnización mientras dure el proceso.

  • Proteger a personas dependientes: Al igual que ocurre con los hijos, si eres el cuidador o tutor de una persona dependiente que no está en condiciones de hacerse cargo de la indemnización, ten en cuenta también quién será el gestor del dinero para incluirlo y ahorrarle los trámites administrativos.
  • Pagar tus deudas: Si lo que persigues con tu seguro de vida es no dejar deudas pendientes a tus descendientes, y contratas un seguro de vida vinculado a tu  hipoteca, debes tener en cuenta que, en caso de que decidas cambiar tu hipoteca de entidad bancaria, ya sea para mejorar las condiciones o por otros motivos, deberás informar a tu aseguradora de este cambio.

 

La vida cambia continuamente y tus necesidades o las de tus seres queridos también. Por eso, es recomendable que revises tu seguro de vida cada cierto tiempo y que recuerdes que puedes cambiar los beneficiaros de tu seguro de vida en cualquier momento.

 

 

 

Fuentes:

https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1980-22501

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