Seguramente sepas que la ansiedad, en general, viene acompañada por una sensación de agobio y ahogo, una elevación del ritmo cardiaco y pensamientos negativos.

Pero, ¿sabes por qué sufrimos ansiedad?

La explicación científica: la amígdala se activa al percibir una situación como peligrosa, de riesgo, o difícil de afrontar. Es entonces cuando nos bloqueamos y comenzamos a sufrir un ataque de ansiedad, caracterizado por anomalías:

-        Físicas: como los mareos, la falta de aire, sudores e incluso de claustrofobia.

-        Cognitivas: como la desorientación, desvío de la atención o falta de concentración.

-        Conductuales: como la sensación de inseguridad y riesgo, actitud de alerta y de precaución, e incluso impulsividad.

-        Sociales: como la aversión o la dificultad para mantener una conversación estable.

Y a nivel social-humano, ¿por qué sufrimos de ansiedad?

Efectivamente, en un alto porcentaje, es por el ritmo de vida o por cómo has afrontado una situación concreta.

Aquí tienes algunos consejos para intentar evitarlo:

En primer lugar, la recomendación intuitiva: evita las situaciones de riesgo. Si sabes que te transmite ansiedad las situaciones laborales que te superan, ve preparado e incluso pide ayuda para afrontarte a ellas y que deje de ser una situación de riesgo.

En segundo lugar, intenta tener siempre una solución: si ya has vivido algún ataque de ansiedad en una determinada situación, prepárate una salida. Algunos ejemplos son sentarte con la cabeza inclinada y respirar hondo, beber un poco de agua o escuchar música que te tranquilice. Cada persona tiene su forma de relajarse y tú debes encontrar la tuya.

Y, por último, cuídate en salud. Mantén tu cuerpo activo y realiza ejercicios de respiración diariamente para controlar tus nervios y tener control sobre ti mismo.