Cerca de una cuarta parte de los adolescentes admiten haber experimentado acoso cibernético antes de terminar la educación secundaria [1]. Para los padres en esta era de Internet, puede ser difícil saber cómo hablar sobre este tema tan delicado, pero es una cuestión importante y debe ser abordada con nuestros hijos.

 

 

La Dr. Bridget Green, de la Universidad George Washington, experta en la intimidación y acoso cibernético, responde algunas preguntas y proporciona instrucciones para esta conversación difícil.  


1. ¿Cuál es la mejor manera de comenzar una conversación sobre el acoso cibernético con mis hijos? 

Las conversaciones sobre el acoso cibernético deberían mantenerse, independientemente de la hora o lugar. Para facilitar el proceso de comunicación y el aprendizaje, expresa tus opiniones y tu punto de vista sobre el tema a tus hijos, así como las posibles consecuencias que pudieran derivarse de la participación en el fenómeno de la intimidación cibernética como un matón.

Cuando hables con tus hijos, es importante asegurarte de que se sienten cómodos hablando sobre el tema y que hagan preguntas. Pídeles que definan el acoso cibernético, y si te parece que es necesario añadir algo, hazlo utilizando parte de su respuesta. Véase el siguiente ejemplo:

Padres: ¿Cómo definirías el ciberacoso?

Niño: una persona que es mala con otra en el ordenador.

Padres: Buen punto. Sí, se trata de ser malo con otra persona a través del ordenador o del móvil. Pero solo cuando sucede varias veces, porque a veces la gente dice cosas negativas sin querer. Si alguien insulta y es malo con otra persona varias veces, significa que realmente quiere hacer daño a esa persona.

Con una discusión de este tipo, los padres pueden llegar a darse cuenta de cuál es la perspectiva de los niños y jóvenes en relación al acoso cibernético. Esta interacción también ayuda a construir su empatía por los demás y a enseñar que a veces, las personas son “malas” sin intención o en momentos de frustración, por ejemplo. Esto es importante para no reaccionar a cualquier comentario negativo o para no interpretarlo de inmediato como intimidación.


2. ¿Dónde pueden mis hijos ser el blanco de acoso cibernético?

Cuanto más tiempo pasan tus hijos conectados, más probable es que pasen por una experiencia de acoso cibernético. En las principales redes sociales como Facebook, Instagram o Twitter, se publican imágenes, vídeos, comentarios y se envían mensajes privados.

Aunque exista una identidad asociada a los perfiles de los usuarios de estas redes, existen otras, donde se pueden crear perfiles anónimos. El ciberacoso puede ocurrir en cualquiera de estas redes. Por eso, es tan importante hablar de estas cuestiones antes de que tus hijos usen estas tecnologías.

Reforzar los comportamientos positivos y preparar a los niños y jóvenes para hacer frente a la intimidación cibernética debe ser una prioridad. Además, recuerda a tus hijos que ellos deben hablar contigo si detectan cualquier comportamiento que los haga sentir incómodos.  


3. ¿Hay indicios que indican que mis hijos son objeto de acoso cibernético? 

Hay signos emocionales y de comportamiento que pueden estar relacionados con el acoso cibernético. Por lo general, los que pasan por experiencias de acoso online demuestran ansiedad, tristeza o incluso depresión, después de usar su móvil u ordenador.

Puede ser posible que veas a tus hijos más tranquilos y distantes después de estar online, o con un comportamiento extraño cuando utilizan Internet – cerrar el navegador de repente, evitar hablar de lo que están haciendo, etc. Algunas de las víctimas de ciberacoso pueden llegar a negarse a ir al colegio, a utilizar la tecnología, o incluso participar ellos mismos en este tipo de intimidación en la escuela. 


4. ¿Qué debo hacer si mis hijos son víctimas de acoso cibernético? 

Es importante tener en cuenta cómo responder al saber que tu hijo es una cibervíctima y ser capaz de actuar de manera efectiva. Ten en cuenta que esta reacción influirá en las futuras discusiones sobre el tema. No le quites el dispositivo de acceso a Internet a tu hijo ni devalúes el tema.

La primera opción será interpretada como un castigo al hecho de que haya denunciado el caso; la segunda muestra indiferencia ante un fenómeno que puede afectar a las interacciones del niño. Lo que debes hacer es discutir estas situaciones con calma.

Una vez que el niño te confirme que ha sido víctima de acoso cibernético, pídele que reviséis la información online juntos y refuerza la idea de que hizo bien en contártelo. A continuación, trata de entender lo que el niño siente y cómo maneja la situación.

La decisión de cómo reaccionar es tuya, en última instancia, pero dale la oportunidad a tu hijo de hablar acerca de lo que le gustaría hacer. Si consideras necesario, alerta al colegio (en el caso de que sea el mismo del acosador). Guarda las conversaciones en cuestión, haciendo copias de la pantalla para el caso de que sea eliminada la información. 


5. ¿Qué debo hacer si mis hijos son cibermatones?

Es importante que los niños sepan cómo reaccionar en caso de que sean víctimas de la intimidación. Es aún más importante saber que no pueden cometer acoso cibernético.

Si descubres que tus hijos hacen ciberbullying sobre otros, es importante controlar tus emociones y no reaccionar de forma agresiva. Revisa toda la información que encuentres – mensajes, comentarios, etc., junto con tu hijo.

Pregunta por qué éstos, lo que sentían y lo que sentirían si recibieran ese tipo de mensajes. Esto ayudará a desarrollar la empatía, lo que debería mejorar las interacciones con los demás. Después, es posible que desees enviar una disculpa a la víctima.


6. ¿Cuál es la mejor manera de comprobar la actividad online de mis hijos sin sentir que estoy molestando?

Probablemente no quieres entrometerte en la vida de tus hijos, pero es importante vigilar su seguridad online y offline. Aquí está un ejemplo de la vida real:

Una madre lleva a su hija de 15 años y a varios amigos a un parque de atracciones. Cuando llegan por la mañana, se separan y vuelven a reunirse para comer. Durante la comida, la madre escucha historias sobre las actividades que hicieron por la mañana. Si bien no ha estado implicada en las actividades, ha estado al tanto de lo que ha pasado. Así, puede asegurar que estaban a salvo y nada malo les hubiera pasado.

El mismo enfoque se debe utilizar para las actividades online. Puede ser más difícil, ya que son actividades más privadas y no pueden ser “escuchadas”. Algunos padres optan por ser amigos virtuales de sus hijos en las redes sociales, para que puedan estar al tanto de lo que sucede, pero esto no permite ver las conversaciones privadas.

La comunicación directa con tus hijos es esencial para protegerlos. 

 

[1] Hinduja, S. & Patchin, J.W. (2015). “Bullying beyond the schoolyard. Preventing and responding to cyberbullying” (2nd ed). Thousand Oaks, CA: Corwin Press.