Desde que nacen van aprendiendo a andar, correr, hablar…pero, generalmente, tardan más en perderle el miedo a nadar. ¿Por qué pasa esto?

Cuando son pequeños crecen viendo agua a su alrededor en una bañera, una piscina pequeña…pero casi nunca se enfrentan a retos mayores (piscinas grandes o el mar), lo cual puede provocarles miedo al agua, concretamente, a nadar (además, por supuesto, del miedo innato a ahogarse o la inseguridad al no saber nadar).

Pero, como casi todos los miedos, se puede superar. ¿Cómo? Identifica cuál de estos trucos puede servirte:

  • Lo primero es la confianza. Siempre debemos intentar que nuestros hijos sientan que confiamos en ellos. Si dudamos, o si creen que estamos dudando, es probable que ellos también duden de sí mismos, por lo que es fundamental transmitirles seguridad.
  • Lo segundo a tener en cuenta es la programación que establezcas. Es decir, no tenemos que aspirar a llevarle al agua y que empiece a nadar, es importante que entendamos que requiere constancia y que la mejor forma de hacerlo es a través de objetivos. Establécete una serie de metas que pueda ir cumpliendo poco a poco (flotar, mantenerse, mover los pies, mover los brazos, etc.).
  • Debes entender que es importante ofrecer siempre ayuda y pedirla en caso de que lo necesites. Tiene que verte como un punto de referencia, como un flotador de emergencia, como un apoyo. Es fundamental que le ofrezcas siempre ayuda (sin frenarle su independencia ni agobiarle) y que, si necesitas ayuda externa, la pidas.
  • Celebra cada logro que tenga. Es importante que vea su progreso, que lo entienda y se motive a seguir esforzándose. La mejor forma para conseguir esto, es celebrando cada logro que tenga dentro del agua, cada vez que se supere a sí mismo.
  • No es suficiente con decirles “el agua no es ningún peligro”, tienen que ver el agua como un medio de diversión donde pueden disfrutar, donde pueden jugar y donde pueden conocer a otros niños.

Todo esto es un proceso constante y siempre tienen que sentirse a gusto con el entorno, por ello es recomendable que lo hagamos contándole historias o anécdotas que le hagan sentir a gusto y cómodo. Nos ayudará a pasar un buen rato y a que aprenda disfrutando.