Durante el último siglo se ha intentado resolver este enigma que defiende como necesario nuestro reposo nocturno y las implicaciones que tiene en nuestra salud.

En los últimos años han prosperado las clínicas del sueño como una solución a las repercusiones de tener anomalías tanto en cantidad (excesiva somnolencia o insomnio) como en la calidad (patologías nocturnas) del sueño.

Estas unidades multidisciplinares estudian cada caso en concreto y tratan de corregir aquellos parámetros que conllevan un sueño no saludable, el cual puede transformarse en un mayor riesgo de sufrir determinadas enfermedades.

 

Sueño de 6 horas

En nuestro inconsciente colectivo está la creencia de que el sueño requiere de unas 8 horas de reposo. Todos conocemos a alguien que dedica menos horas y que, igualmente, se siente perfectamente.

En este sentido, una investigadora de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), Ying-Hui Fu, ha descubierto que la mutación en algunos genes provoca que las personas necesiten seis horas de sueño, proporcionándoles una gestión del descanso más eficiente.

Este estudio se complementa con su opuesto, el de Richa Saxena, del Hospital General de Massachusetts, que ha relacionado los genes que favorecen el insomnio con los que aumentan la propensión a sufrir enfermedades psiquiátricas como la depresión o la esquizofrenia e incluso la diabetes tipo 2.

Ambos estudios concuerdan que las mismas mutaciones que permiten dormir menos, pueden ser una señal de un sistema nervioso más fuerte y una mejor salud general.

 

Los sueños facilitan el olvido

Thomas Kilduff, coautor del estudio y director del Centro de Neurociencias de SRI International ha publicado un estudio sobre las bases neurales del aprendizaje y de la memoria. Buscando la función del sueño en el aprendizaje y la memoria, específicamente, si el sueño es importante para la consolidación de la memoria.

El equipo descubrió que durante la fase del sueño REM, ciertas células nerviosas parecen contribuir activamente al olvido. Su control durante el sueño podría ayudar a pacientes con Alzhéimer a ralentizar las consecuencias de su enfermedad.

 

Los sueños consolidan aprendizaje

Como oposición al olvido creado por la interrupción del sueño REM, cuando dormimos, tenemos de 5 a 6 sueños que nos sirven para consolidar conocimientos al soñar con ellos. De la misma forma, la memoria elimina los conocimientos superfluos y ordena los conocimientos.

Por otra parte, el sueño también nos serviría para aprender a afrontar con antelación situaciones que nos provocan estrés, malestar o suponen un desafío en un entorno seguro y con mayor creatividad (el entorno del sueño).