Vacaciones, tiempo libre, días de desconexión… Seguro que a ti también te vienen a la mente todas estas cosas buenas cuando oyes la palabra verano. Pero ¿Y el calor? No debemos olvidar su cara B y es que las altas temperaturas son cada vez más las protagonistas en esta estación del año.

En España es frecuente superar los 40 °C de temperatura durante los meses de junio, julio y agosto y por ello nos exponemos a tener más posibilidades de sufrir un golpe de calor principalmente producido por la falta de hidratación.

Aunque la mayoría de las veces no nos demos cuenta, nuestro cuerpo pierde agua y se deshidrata. Es mucho más que una cuestión de sed. Aproximadamente un 60% de nuestro cuerpo es agua, es imprescindible para el buen funcionamiento del organismo y para tareas como la termorregulación o la absorción de nutrientes.

¿Quién puede sufrir un golpe de calor?

Todos estamos expuestos a sufrir un golpe de calor y debemos tenerlo presente para tomar precauciones ante ello.

Existen una serie de factores a tener en cuenta que nos condicionan la cantidad de agua que deberíamos tomar: la edad, el sexo, la actividad física que estemos acostumbrados a realizar, las altas temperaturas y la humedad del lugar en el que nos encontremos, e incluso, la tasa de sudoración de cada persona.

Con la influencia del calor, puede que necesitemos incrementar entre dos y seis veces la necesidad hídrica diaria de nuestro organismo.

¿Cómo puedo mantenerme hidratado?

Puede parecer muy obvio, pero seguramente a más de uno se le escapan o simplemente no las lleva a cabo por falta de hábito. Estas son algunas formas de prevenir una deshidratación:

  • Bebe sin esperar a tener sed. Lo correcto sería beber entre 2 y 2’5 litros al día.
  • Si vas a salir a practicar deporte, a realizar tareas pesadas o, si el calor es extremo, simplemente a dar un paseo, organízate bien para hacerlo durante las horas de menos sol.
  • Lleva contigo siempre una botella de agua. Así te obligarás a beber con mayor frecuencia.
  • Refréscate de vez en cuando: mójate la cara, manos y nuca o dúchate con agua fresca, usa ropa ligera y busca siempre las sombras.

A pesar de las prevenciones a veces las situaciones inesperadas ocurren. Por eso, si comienzas a notar síntomas tales como dolor de cabeza o mareos no dudes en acudir a un especialista, él te aconsejará bien sobre cómo actuar.

 

Y ahora que ya conoces la importancia de beber agua, especialmente en estos días de calor, ¿Sabes con certeza si estás bien hidratado?