Parece una pregunta trampa, ¿verdad? Pero realmente es una pregunta que deberías hacerte y pensar acerca de la respuesta.

¿Cuándo fue la última vez que fuiste al dentista? Puede que fuera hace una semana, tal vez hace 7 meses o, quién sabe, a lo mejor hace más de un año.

Las personas que no han ido durante años al dentista acaban gastando mucho más el año que van, pero ¿por qué? Porque, sin darnos cuenta, tenemos unas necesidades bucales que dejamos sin satisfacer y, al no cuidarlas, se acumulan.

Veámoslo con un ejemplo:

Si durante el año 2016 comienzas a tener un deterioro del esmalte, puede que con una visita al dentista y una buena limpieza bucal se hubiera solucionado. Pero, en vez de eso, lo dejas pasar.

En el año 2017 ese deterioro empeora, coge más profundidad y se forma una caries. Esto podías haberlo resuelto con un simple empaste pero, como no molesta mucho, lo dejas pasar.

Cuando, en 2018, te empieza a doler y notas algunas molestias en la zona, decides ir al dentista que, analizando tu situación, te recomienda extraer esa pieza y realizar un implante. De golpe, algo que podías haber solucionado con una buena limpieza bucal o con un empaste, se ha convertido en un implante de una pieza dental.

Por eso es necesario que establezcas un promedio de visitas al año para asistir al dentista. El número de visitas que se debería hacer al año depende de cada persona, pero mínimo un par de veces al año siempre es recomendable, intenta visitar a los especialistas y que te analicen con detalle tus necesidades. Por supuesto, como decíamos antes, dejarlo pasar no es una solución sino un problema y, al igual que cuidamos nuestra salud o nuestras cuentas bancarias, tenemos que tener asegurada nuestra salud bucal con un seguro dental para evitar imprevistos, tener siempre un profesional a nuestra disposición y, por supuesto, ahorrar a medio y largo plazo.

 

Así que, haya sido cuando haya sido la última vez que fuiste al dentista, ¡te recomendamos volver y cuidarte!