Clean Eating es un término muy hablado últimamente, que consiste en “regresar al pasado de la alimentación”, basándose esencialmente en consumir alimentos poco o nada procesados, evitar azúcares añadidos y utilizar sustitutos naturales para endulzar, consumir grasas saludables, beber agua y cocinar con técnicas tradicionales poco agresivas, como cocción, guisos y plancha.

Pero, más que una simple dieta, Clean Eating es una filosofía. Aparentemente, parece sencillo seguir este régimen, sin embargo, supone hacer cambios importantes en el estilo de vida de la sociedad actual, empezando por prescindir de alimentos tan habituales en nuestras despensas como pan blanco, pastas y cereales de desayuno, y sustituirlos por productos integrales y granos enteros que, entre otros efectos, ayudan a prevenir la diabetes, el hígado graso y la obesidad.

Tal y como nos cuenta Elián Sánchez, nutricionista, la principal ventaja de esta filosofía es que “no es una dieta, no vamos a estar sometidos a contar calorías ni a pesar alimentos. Es una filosofía en la que la preocupación es mantener una dieta equilibrada, con sentido común a la hora de elegir los alimentos”. Además, también ayuda a mantener el peso gracias al alto contenido en fibra, que regula el tránsito intestinal y los niveles de azúcar en sangre e incrementa la sensación de saciedad.

Sin embargo, hay algunas dudas sobre esta dieta. Para otros especialistas, Clean Eating es una filosofía peligrosa si se lleva al  extremo. Desde recibir acusaciones por inducir a la anorexia, a ser una bomba para la salud de nuestros huesos, o llevar a muchas personas a prescindir del gluten o lactosa  e incluso a evitar alimentos suplementados con vitaminas o minerales que a veces resultan útiles para nuestro cuerpo. Incluso Sánchez, que también es especialista en trastornos de la conducta alimentaria, admite que esta filosofía, como cualquiera llevada al extremo, puede provocar obsesión, y que están aumentando los casos de ortorexia (preocupación exagerada por comer sano) y vigorexia (obsesión por un cuerpo musculado).

Puesto esto, para quienes deseen seguir esta “dieta”, Sánchez aconseja un 80% de alimentación limpia y el resto normal, lo que incluye “poder ir un día a un restaurante sin obsesionarse con si es ecológico o natural”.

 

Fuente: 

https://elpais.com/elpais/2017/09/25/buenavida/1506360893_047825.html