La pandemia del COVID-19 ha supuesto un antes y un después, tanto para la sanidad pública como la privada.

Durante la primera ola, los centros médicos y hospitales se saturaron, obligando a posponer miles de intervenciones y visitas de otras dolencias. Además, mucha gente dejó de acudir al médico por miedo al contagio y postergando visitas esenciales.

Pero meses después, el entorno sanitario es distinto. Tanto el sector público como el privado han unido fuerzas ante una crisis sanitaria sin precedentes que ha permitido que hospitales, centros médicos y ambulatorios tengan un equipo preparado con protocolos exhaustivos para proteger a sus pacientes. La rápida adaptación y la profesionalidad del sector, ha convertido estos centros en los espacios más protegidos ante el virus, a pesar de ser donde se atienden contagiados día tras día.

Ahora bien, vamos a ver datos reales de lo que ha significado la pandemia en el sector sanitario.

 

Menos asistencia por miedo al contagio

Según los datos de la Encuesta Europea de Salud en España, solo un 21% de los españoles recibió atención del médico de familia durante 2020. Además, solo el 9,5% de los mayores de 15 años han acudido a visitas con los especialistas.

Si analizamos estos datos junto con los de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), que asegura que el número de nuevos pacientes se redujo un 21% durante el confinamiento, nos quedan claras dos conclusiones:

  • El COVID-19 ha acaparado toda la asistencia sanitaria, disminuyendo los cribados y programas de detección precoz de otras dolencias.
  • La gente tiene miedo al contagio en los hospitales y otros centros sanitarios.

Y es que diferentes estudios, realizados en varios hospitales, muestran que muchos pacientes han pospuesto visitas para no acudir a sus centros sanitarios por temor a contagiarse allí de COVID-19.

 

Espacios seguros

La sanidad privada ha demostrado estar preparada ante situaciones extraordinarias. Su alta implicación durante la pandemia, con la provisión de recursos y espíritu de colaboración, permitió dar un respiro a una sanidad pública que se sentía ahogada. Además, la situación le ha permitido testar y reforzar sus estándares de calidad y profesionalidad, mejorando la accesibilidad y el cuidado a los pacientes a través de su extensa red de centros.

Por otro lado, cabe destacar que cada vez son más los ciudadanos que confían en la sanidad privada para atender sus dolencias o patologías, atraídos por una asistencia rápida y sin listas de espera y un fácil acceso directo a los especialistas.