La gratitud puede tener un efecto importante en nuestra calidad de vida, reduciendo la presión sanguínea, mejorando las funciones inmunitarias y ayudando a dormir mejor.

Por eso, como nos dice Begoña Ibarrola, experta en inteligencia emocional, la generosidad y la gratitud son un regalo que podemos hacernos a nosotros mismos y a nuestros hijos “para toda la vida, no se rompen, no se gastan y crecen y mejoran a medida que los vamos poniendo en práctica”.

¿Queréis saber cómo fomentar la gratitud y la generosidad en vuestros hijos? ¡Todas las claves en este vídeo! ¿Qué tal si empezamos el 2017 con el propósito de que estos dos valores reinen en nuestro hogar?