Queridos Reyes Magos, yo quiero pediros que me arregléis un juguete, pero no para mi, sino para mi abuelita.

Creo que para que conozcáis la historia del juguete, tengo que daros unas breves pinceladas sobre mi abuela. Ella nació en el 1937, dos días después de que su padre (al que no conoció hasta años después) se fuera a la guerra. Con 7 años ya era niñera de otra niña más pequeña y no recuerda haber tenido más juguete que uno que le consiguió su abuela con un vale de los que daban a los niños pobres... Aunque ese juguete no duró mucho, ya que la niña a la que cuidaba se lo rompió.

Años después, mi abuela conoció a un hombre, mi abuelo, y enseguida se hicieron novios. Poco antes de casarse, él le regaló una Muñeca, una preciosa Muñeca que abría y cerraba los ojos y que decía su nombre: Sofía, y esta vez no tenía que compartirla con nadie. Desde entonces Sofía siempre ha estado encima de su cama y tanto cariño le tenía y le sigue teniendo que cuando iba a casarse su madre le encargó la colcha de novia de una tienda local y pidieron que, de la misma tela, le hicieran un traje a la muñeca que adornada también con flores y con su traje nuevo estaba vestida de novia como su dueña.

Años más tarde cuando su trajecito se deterioró le puso el traje que lleva ahora mismo...

Mientras me cuenta todo eso recuerda con pena sus dientecitos blancos que se han ido borrando con los años y los deditos que se han ido rompiendo, para lo que ella misma le ha tejido unas manoplas de ganchillo. Sofía, después de sus casi 60 años sigue siendo para mi abuela un bien más que preciado y un precioso recuerdo de mi ya fallecido abuelo.

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