Os presento a mi peluche favorito, una gatita rosa que me regaló mi primo mayor en la Navidad de 1989.

Por aquel entonces, yo tenía 10 años y supuso uno de los regalos más especiales que me han hecho por dos motivos: El primero por venir de quien venía, mi primo el mayor. Además de ser hija única y tener a Toni como mi héroe y referencia para todo, era el primer regalo que él me hacía, ya que llevaba pocos meses trabajando (me saca 10 años).

El segundo motivo tiene que ver con las confidencias que esta gatita y yo hemos vivido juntas. Por detrás, tiene una cremallera que permite guardar un montón de cosas en su espalda. La cremallera está muy escondida, por lo que nunca nadie supo que existía y a mi me sirvió para esconder los objetos más preciados de mi infancia y adolescencia. Desde mi primer diario, la llave de mi joyero de niña, cartas de amigas, hasta algunas notas del cole que tenía reparo de entregar en casa.

Le tengo tanto cariño que a día de hoy la conservo y la tienen mis hijas en su habitación. Lo malo es que la cremallera está rota y me encantaría poder arreglarla para que mis hijas puedan guardar también sus tesoros más secretos.

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