Esta casa de muñecas la construyó mi madre para nosotros cuando éramos pequeños. Ahora, años después, mi hija está completamente enamorada de ella y se tira largas horas jugando con su abuela cada vez que vamos de visita. Lamentablemente el tiempo y las mudanzas la han dañado bastante y no creo que pueda aguantar mucho más el ritmo de una niña de cuatro años. Si pudierais ayudarnos a reconstruirla harías felices a tres generaciones.

Más historias aquí.