Hoy en día, con el uso de los smartphones y las redes sociales, nuestra vida está prácticamente expuesta en Internet. Nos hemos acostumbrado a compartir datos personales, desde nuestro número de teléfono a nuestra dirección o el DNI, en casi cualquier página web que nos lo solicite. Pero, ¿qué pasará con estos datos el día que no estemos? ¿y con nuestras redes sociales? ¿puede gestionarlas alguien? ¿se podrán eliminar nuestros perfiles y la actividad...?

Cómo administrar correctamente estos elementos es una pregunta recurrente en los últimos tiempos. Y es que, cuando accedemos a una red social, o rellenamos los campos solicitados por un site, siempre acabamos aceptando las políticas de privacidad. Pocas veces las leemos, pero establecen el nivel de intimidad y la propiedad de los datos e informaciones que compartimos con esa web o aplicación. Por ello, en ocasiones nuestros datos circulan por la red sin que ni siquiera seamos conscientes.

Borrado de la huella digital

La huella digital es el rastro que dejamos en Internet cuando introducimos todos estos datos mencionados e interactuamos con otros o con el propio buscador. Y ese rastro podría ser seguido, compartido y utilizado por personas desconocidas o incluso con malas intenciones.

Por ello, el derecho al olvido y a la intimidad se han constituido como dos derechos básicos en relación a Internet y las redes sociales. Tanto el Reglamento Europeo de Protección de Datos como la Ley Orgánica de Protección de Datos y Garantía de los derechos Digitales los contemplan, junto con la posibilidad para borrar la huella digital y eliminar de la red todos los datos personales (DNI, dirección, teléfono, cumpleaños, redes sociales…). 

Como usuario activo puedes solicitar a los buscadores como Google el borrado de estos datos. Pero cuando se produce el fallecimiento del usuario, es la familia la encargada de hacer los trámites. No es una tarea fácil ya que se requieren muchos documentos y, además, desde una vertiente más personal, puede ser una situación dolorosa.

Testamento digital

Previendo esos procesos farragosos, y dado que cada vez es mayor la preocupación por proteger nuestros datos, cada vez más gente elabora un testamento digital. Se trata de un documento que recoge todos los accesos a las redes sociales, páginas web, correos, etc., donde uno está registrado. En esta declaración de últimas voluntades se explica qué se quiere hacer con estos datos y qué personas deben ser las encargadas de gestionarlos.

El testamento digital se reguló por primera vez en España con la Ley de Protección de Datos y Garantía de Derechos digitales. Redactar y tramitar este documento es muy útil para que, tras el fallecimiento del usuario, la persona autorizada pueda encargarse con más facilidad de realizar el borrado de su huella digital.

 

Así, y ante la creciente preocupación por proteger nuestro rastro virtual, el Seguro de vida completa de Metlife incluye un servicio de elaboración gratuita de testamentos y el borrado de la huella digital. De esta manera, no sólo se garantiza el derecho a la intimidad y al olvido en la red del fallecido, sino que convierte su tramitación en algo mucho más sencillo para su familia.