Al final del día su habitación parece un auténtico campo de batalla y nunca ves el momento de poner orden. Pero ¿por qué tienes que hacerlo tú? Enséñale a tu hijo lo importante que es mantener su espacio limpio y ordenado. La clave está en ordenar, almacenar y simplificar.

¡Y además les aporta cantidad de beneficios!

  • Ordenar su mundo interno y externo.
  • Encontrar lo que busca con rapidez.
  • Generar hábitos de higiene, limpieza y orden.
  • Prepararlos para otras etapas de su vida.

Sin embargo, conseguir esto no es tarea fácil. Después de todo el día jugando, intentar que se pongan a ordenar puede convertirse en una guerra. ¡Te damos algunos consejos para evitarlo!

1. Cada cosa tiene su sitio:

Establece un lugar fijo para cada cosa: La ropa en el armario, los juguetes pequeños en el cajón, los libros y cuentos en la estantería… Enséñales a interiorizar como colocarlo. Puedes empezar tú y con el paso del tiempo que te vayan imitando. También puedes indicar el lugar de cada objeto a través de una decoración divertida: con etiquetas, pizarras o pequeñas indicaciones.

2. Aprovecha el espacio:

Acondiciona la habitación con muebles de almacenaje: cajones, cestos, baúles, estanterías… Es importante que tengas en cuenta la altura del pequeño para que, dentro de lo posible, estén a su alcance.

3. Crea una rutina:

Mantener el orden en su espacio no es cosa de un día ni tampoco de momentos esporádicos. Es una rutina que requiere constancia. Hazle ver que si la habitación no está ordenada no os podéis ir a dormir al igual que tampoco puede quedarse desordenada si vais a salir a la calle.

Ayúdale cuando lo necesite e involúcrate en el proceso. Sorpréndele con juegos o retos, como, por ejemplo: ¡A ver quién recoge más cosas en un minuto!

4. Simplifica:

Además de ordenar es esencial hacer limpieza de vez en cuando. Ayúdale a diferenciar entre lo que más utiliza y lo que ya no sirve. Tiene que aprender a valorar y a no acumular a lo loco. Cuantos menos juguetes tengan, más jugarán y más aprecio mostrarán hacia ellos.

5. Organiza de abajo hacia arriba:

Empieza por recoger las cosas de suelo hasta terminar por los estantes mas altos. Sitúa lo más usado en las zonas más bajas y aquellos objetos menos utilizados en el día a día en las zonas más altas.

6. No es algo excepcional:

Evita recompensarles con premios por mantener su espacio ordenado. Fomenta su independencia de manera que ellos mismos noten que el desorden les molesta. Y como siempre, predica con el ejemplo manteniendo el resto de la casa ordenada.

 

¡Plantéate poner estos consejos en marcha! Recuerda que, si lo aprenden de niños, lo llevarán consigo toda la vida.