De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, más de 42 millones de niños en edad preescolar tienen un peso excesivo.

 

Los niños obesos tienen una alta probabilidad de continuar obesos a lo largo de su vida y tienen un mayor riesgo de contraer enfermedades relacionadas con el estilo de vida, como la diabetes o problemas cardiovasculares.

El nivel creciente de la obesidad, especialmente en las zonas urbanas, está conectado con la tendencia en alimentación – alta cantidad de alimentos procesados, grasas y azúcares y pequeñas cantidades de vitaminas y minerales – acompañado por la falta de ejercicios.

Por supuesto que no es fácil de conseguir que los niños coman saludablemente y que hagan deporte con regularidad. Afortunadamente, no necesitamos un curso de nutrición para proporcionar alimentos saludables a nuestros hijos.

Éstas son algunas pautas para ayudarte:

Tus hijos deben ser capaces de comer alimentos de todos los grupos – frutas, verduras, legumbres, lácteos y proteínas. Sabemos cómo los niños pueden ser “exigentes” con los alimentos, y si se les permite, pueden intentar evitar el consumo de cierto tipo de alimentos.

En el caso del rechazo de ciertos alimentos, el truco es intentarlo de nuevo después de unos días. Algunos estudios demuestran que los niños pueden necesitar probar algo entre 7 y 10 veces para disfrutar. Lleva a tus hijos a la cocina, mientras prepares la comida. Si se sienten parte del proceso van a apreciar más lo que comen. También puedes llevarlos al supermercado y ayudarles a entender de dónde viene la comida y elegir las mejores opciones.

Evita los zumos de frutas, especialmente los empaquetados, ya que contienen demasiada azúcar. En su lugar, ¡anima a tus hijos a comer fruta! De esta manera, no sólo obtienen todas las vitaminas y minerales, sino también las fibras.

Intenta cocinar en casa en lugar de salir a comer. Puedes encontrar tus ingredientes favoritos en cualquier supermercado o tienda de comestibles y preparar los platos más sanos y de acuerdo a tus gustos personales. Además, es una gran manera de ahorrar dinero.

Después de un largo día de clases, los niños llegan a casa con hambre. Trata de ofrecerles alternativas a las galletas, patatas fritas, etc., como frutas, frutos secos, palomitas de maíz (sin mantequilla o caramelo). Evita darles chocolate u otros dulces como recompensa o incentivo – esto sólo hará que los niños quieran más y más cosas dulces.

Comed en familia y disfrutad del momento con el televisor apagado.

Además de estos hábitos de alimentación, asegúrate de que tus hijos permanecen activos. Los niños de entre 5 y 17 años deben practicar unos 60 minutos de actividad física diaria.

Recuerda que los padres son el modelo a seguir para los niños – ¡enséñales cómo se hace!

 

Cualquier cambio significativo en la dieta o estilo de vida, se debe consultar con el médico de familia o pediatra.

 

Información Adicional:

Report of the Commission on Ending Childhood Obesity, 2016.