En los países europeos –al menos, hasta que el COVID-19 llegó a nuestras vidas- estamos acostumbrados a que bienes, personas y capitales viajen libremente sin importar las fronteras nacionales. Esta libertad de movimientos y mercados, sumada al omnipresente Internet, ha hecho que la globalización sea una constante en nuestro día a día y que cada vez compartamos con nuestros vecinos de diferentes nacionalidades un mayor número de costumbres y formas de pensar y actuar.

Sin embargo, en aspectos como el ahorro previsor, las diferencias nacionales y las culturas propias siguen siendo un elemento a tener en cuenta. Y es que las maneras y la intensidad con las que los europeos ahorramos para completar nuestras pensiones continúan siendo muy diferentes según nuestro país de referencia.

Prácticas de previsión

Si revisamos, por países, las costumbres de ahorro según las cotizaciones sociales aportadas por las empresas, encontramos que Reino Unido, Alemania y Suiza explican por sí solos uno de cada dos euros ahorrados en nuestro continente. Estos datos, recogidos en el Eurostat, la Oficina Estadística de la Unión Europea, y analizados por Unespa, la patronal española de las aseguradoras, reflejan por el contrario que, en el caso de España, sólo suponen un 2,2% de las transferencias totales.

En España y Portugal, además, la evolución de este concepto durante los últimos años ha sido positiva pero parece que no lo suficiente, y marcadamente por debajo de esos tres grandes ahorradores, aunque algo mejor en números totales en el caso español.

Así, mientras en el año 2000 las empresas en España aportaron unas cotizaciones sociales de 8.207 millones de euros, en 2017 (último año con datos disponibles) esta cifra había ascendido hasta los 14.382 millones de euros. En Portugal, se pasó sólo de los 3.605 millones de euros en el año 2000 a los 3.980 millones de euros 17 años más tarde. Durante el mismo periodo y por comparar con un país con gran tradición de ahorro, Alemania creció de los 57.933 millones de euros a los 126.927 millones de euros.

¿Y qué esfuerzo ahorrador supone todo eso?

Pero estas cifras pueden no tener mucho sentido si no se contextualizan en la realidad económica de cada país. Por ello, el análisis elaborado por Unespa pone en relación estos números con las rentas disponibles en los hogares de cada país, obteniendo así una aproximación sobre las diferencias de esfuerzo de ahorro entre los distintos mercados. Bajo esta perspectiva, es Portugal quien muestra un comportamiento algo mejor que España.

 Y es que, analizado de esta manera, España obtiene un promedio de esfuerzo de ahorro de un 1,87%, mientras que Portugal alcanza un 2,97%; mejor que el caso español, es cierto, pero aún alejado del 18,74% de Suiza o el 15,85% de los Países Bajos.

Lo que queda claro, por tanto, es que aún nos queda camino por recorrer en la senda del ahorro y no está de más analizar las opciones a nuestro alcance para completar de la mejor manera posible nuestras rentas futuras.