No está considerado una enfermedad, pero afecta a un gran número de personas en nuestro país. Se basa en la falta de energía y motivación al incorporase al puesto de trabajo después de las vacaciones.

Los síntomas principales son apatía, tristeza y cansancio. En algunos casos extremos puede llegar a provocar dolor de cabeza, malestar general y ansiedad. Las causas, posiblemente, están relacionadas con la vuelta a un entorno poco agradable: un trabajo que no ilusiona, lidiar con un jefe conflictivo o un entorno laboral molesto. Sin embargo, existen algunos trucos básicos para que el comienzo no resulte tan amargo:

1.Vuelve antes de vacaciones. Incorpórate a tu rutina diaria unos días antes de comenzar a trabajar. Tómate un par de días para adaptarte, y acostumbrarte a los nuevos horarios.

2.Respeta las horas de sueño. Es importante que regularices los ritmos de sueño y pongas el despertador al menos unos minutos antes, para evitar el estrés de andar con prisas.

3.Comienza con las tareas de manera progresiva. Dedica tiempo a analizar las funciones que tienes pendientes, a revisar los correos y a situarte. Para hacer más llevadera la vuelta, prioriza tus actividades y comienza por las más sencillas.

4.Realiza deporte. Ayuda a liberar endorfinas, y nos hace sentir más felices, optimistas y relajados. De esta forma, desconectamos de las preocupaciones y liberamos el estrés al concentrarnos en el ejercicio físico.

5.Mira el lado positivo. Podemos plantearnos nuevos objetivos para la vuelta al trabajo, nuevas metas que cumplir y así aumentaremos nuestra motivación. Afrontar el fin de las vacaciones de forma positiva puede resultar sencillo si ponemos fuerza de voluntad.

6.Organiza tu tiempo y ¡diviértete! Comenzar con la rutina no significa que no haya tiempo para disfrutar de nuestros hobbies. No dejes de practicar tus aficiones e incluso intenta practicar algunas nuevas.

 Fuente: 

http://www.expansion.com/emprendedores-empleo/desarrollo-carrera/2015/08/25/55db4341268e3e746d8b4591.html