Cada vez se oye hablar más sobre el entrenamiento en ayunas, pero ¿en que se basa realmente esta actividad? ¿es realmente beneficioso para nuestra salud?

El entrenamiento en ayunas es aquel que se realiza tras varias horas sin ingerir alimentos, para minimizar las reservas de glucógeno hepático (hidratos de carbono almacenados en el hígado) y de esta forma, conseguir que nuestro cuerpo utilice la grasa como combustible, reduciendo así el porcentaje de grasa corporal.

Este planteamiento es el que ha llevado a muchos a pensar que el deporte en ayunas es una buena práctica para conseguir unos mejores resultados físicos. Pero expertos en nutrición deportiva como Antonio Murillo, desmienten estos supuestos beneficios, incluso recalcan que “el riesgo que se corre es importante, sobre todo si la actividad física se realiza de forma solitaria, ya que puede acarrear gran fatiga, mareos e incluso pérdida de conciencia como consecuencia de la escasez energética”.

Recordemos que el desayuno es la comida más importante del día, que después de toda la noche de ayuno necesita nutrientes para ponerse en marcha y rendir adecuadamente. Si decidimos correr con el estómago vacío se recomienda que el entrenamiento sea moderado, de esta forma nuestro cuerpo tendrá tiempo para utilizar la grasa como combustible sin generarnos problemas.

El inconveniente surge cuando llevamos a cabo un ejercicio intenso, en esta situación nuestro cuerpo necesita energía de forma rápida y no disponemos de la suficiente para soportar la duración/intensidad del entrenamiento.

Por ello, es recomendable siempre comer antes de nuestro entrenamiento alimentos ricos en carbohidratos simples, como la fruta, que son de absorción rápida, para poder hacer deporte sin poner en riesgo nuestra salud.

 

Fuente: 

http://www.elmundo.es/yodona/fitness/2016/05/22/5703982f46163f03318b4664.html