Jugaba muchas tardes al Quién es Quién con mi amiga María. Sobre todo, tardes de lluvia. Una época de crecimiento donde agudizábamos la creatividad y el ingenio, preguntándonos hasta encontrar nuestro personaje. Una época donde pasamos de jugar con muñecos a jugar con juegos que nos hacían pensar. Nos hacíamos mayores.

Lo guardo cariño, porque compartíamos palabras, pero sobre tardes de crecimiento.

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