A menudo gastamos dinero o desechamos comida sin ser conscientes de que hay una solución: la cocina de aprovechamiento.

Esta filosofía culinaria consiste en reutilizar los alimentos que ya han sido cocinados. ¿Cómo?

Pues es bastante sencillo, solo hay una premisa: es una filosofía para llevar a cabo de manera diaria.

En cuestión de frutas, solemos consumir bastantes pero muchas veces las dejamos sin cuidar y se ponen malas por sobremaduración. Para evitar llegar a este punto, podemos fabricar mermelada casera. Suena bien, ¿verdad? Pues solamente necesitas calendar a fuego lento la fruta troceada con azúcar.

En el caso de las verduras, es habitual que cocinemos utilizando partes de algunas verduras (por ejemplo, media zanahoria o un cuarto de pimiento), sin darnos cuenta de que podemos utilizar los restos para hacer desde un sofrito hasta el condimento perfecto para un gazpacho.

Con los pescados también podemos hacer un buen aprovechamiento y utilizar las sobras para otros platos como un ceviche o un tartar.

Para el pan hay una alternativa tan típica como buena y rica: el pan que se queda duro por no haberse consumido se puede reutilizar para hacer migas o utilizarlo de condimento en platos como la sopa o el gazpacho.

Con la carne también tenemos opciones, puesto que podemos tomarnos un filete para comer y dejar los extremos separados para, más tarde, hacer taquitos que nos sirvan para una cena de picoteo e, incluso, para mezclar con otros tacos (por ejemplo, de zanahoria o de tomate) y tomarlo a modo de ensalada.

Recuerda que malgastar comida y dinero depende de ti, y que lo que no te comas hoy…¡puedes reutilizarlo mañana!